domingo, 30 de agosto de 2015

VIAJE DE VERANO / Día 24: 13 de agosto de 2015

PONTORSON - SAINT MICHEL



   Llovió muchísimo durante toda la noche, truenos y relámpagos sin cesar. El aparcamiento del Carrefour comenzaba a tomar vida y algunas autocaravanas se habían ido ya a primera hora.




   Desayunamos y entramos en el hipermercado a por algunas cosas. Según la aplicación del tiempo, desde las 14h hasta las 18h la lluvia nos concedería una tregua, así que... un poco de turismo, comer y... listos para aprovechar ese claro y visitar Saint Michel.
   Muy cerquita, dirección al monte, vimos una indicación para ver un molino y allá fuimos.
   El molino de MOIDREY fue utilizado hasta principios del siglo XX, después quedó abandonado hasta el año 2003 en que fue restaurado y hoy funciona. Pudiéndose visitar en ciertos meses, en él venden harina que allí mismo elaboran.
    
    Se veía imponente, lejano al paso del tiempo, rítmico y sosegado.


 
   
   Del molino a comer, el calor de tormenta seguía apretando. Nueva ensalada y conexión para hablar con los nuestros y entrar en el blog. ¡Qué cierto es que valoramos más lo que no tenemos y hemos tenido! Aunque hoy en día... las facilidades son increíbles y... ¡Hasta en Kerhinet, wifi! Es la era de las tecnologías.


   

   Al tiempo que se iban alejando las nubes, nosotros nos íbamos acercando. Desde cualquier punto de la costa, veíamos la abadía sobre el monte y el mar.


   Dejamos aparcada la furgoneta en el pueblecito que está justo pegado a Saint Michel: Beauvoir. Desde allí, caminamos en línea recta por un agradable paseo de una media hora y por el que no íbamos solos.

   Al final del camino, donde está el aparcamiento, hay una primera parada del autobús que lleva hasta los pies del monte. Es gratuito, son varios los que realizan el trayecto. Al igual que el metro, no dan la vuelta, es el conductor el que se monta en uno u otro de los extremos. Nosotros caminamos un poquito más viendo los hoteles, restaurantes y tiendas y nos subimos felices, deseando llegar.

"El Monte Saint-Michel, erigido sobre un islote de granito situado en el centro de una inmensa bahía bañada por las mayores mareas de Europa, desafía al paso de los siglos y se ha convertido en un lugar emblemático de la historia.
En primer lugar, el Monte Saint-Michel es un municipio francés situado al suroeste del departamento de la Mancha en la región de Baja Normandía. Su arquitectura y su emplazamiento lo han convertido en el tercer lugar turístico más visitado de Francia (por detrás de la torre Eiffel y del castillo de Versalles) con cerca de 3,5 millones de visitantes cada año. Además, está clasificado en el Patrimonio mundial de la Unesco." (www.france.fr)

    Nada más bajar del autobús, no podíamos dejar de contemplar aquella maravilla y de hacer fotos y fotos. La marea estaba baja y la arena dibujaba sueños bajo la piedra.

   
   Caminamos hasta la puerta y yo pensaba en la magia del lugar en otro tiempo, pensaba en los peregrinos y también en los prisioneros moradores de la abadía siglos atrás.
   Atravesar la muralla y entrar fue toda una experiencia, un salto en el tiempo.
"En la ladera sur del peñasco, protegido por unas murallas erigidas entre los siglos XII y XV, el pueblo cuenta con gran número de edificios clasificados como monumentos históricos, pequeños museos locales y comercios turísticos. Los visitantes pueden seguir el adarve, salpicado de pequeños jardines protegidos y admirar desde ahí las magníficas vistas del litoral. Además, no deben olvidar las especialidades locales como el cordero pre-salado o la tortilla de la Mêre Poulard, que abrió su albergue en 1888." (www.france.fr)
      Había dejado de llover. en la oficina de turismo, que está justo a la entrada, nos dieron un pequeño plano. Había que ir siguiendo a los cientos de turistas, pues todos caminábamos hacia lo alto, hacia la abadía.
  Las callecitas son muy empinadas y hay que subir muchas escaleras.
   La iglesia de Saint Pierre, se encuentra casi a los pies. 

   Acogedora y alegre. Llena de color y luz. En ella recé por todos los seres a los que quiero.

La Iglesia parroquial de St Pierre se construyó en el siglo XI, pero tras los siglos ha sufrido distintas remodelaciones. Está en la calle principal, bajando de la abadía, y tiene la particularidad de que su ábside se construyó sobre la calle del cementerio.
Su mobiliario procede de la abadía, y aquí está una pequeña capilla para venerar a St Michel, ya que arriba (en la abadía) no queda nada.


   Me recordó un poco a algunas de las iglesias italianas en las que he estado. Quizá por el color y las pinturas.
   Por un lateral se sale al cementerio.

   Bordeando la iglesia, estábamos nuevamente en la calle principal.

   Continuando así nuestro ascenso hacia la abadía.


   "La larga historia del Mont Saint Michel habría comenzado en el año 708, cuando Aubert, obispo de Avranches, hizo elevar en el Mont Tombe un santuario en honor del Arcángel. el monte se convirtió rápidamente en un lugar importante de peregrinaje. En el siglo X, los benedictinos se instalaron en la abadía mientras que más abajo desarrollaba un pueblo. En el siglo XIV se extendió hasta el pie del peñasco." (Fragmento extraído del folleto)
   "... el Mont Saint Michel es también un ejemplo de arquitectura militar. Sus murallas y fortificaciones resistieron a todos los ataques ingleses e hicieron del Monte un lugar simbólico de la identidad nacional". (vid.folleto)


   Sacamos las entradas que, gracias a Jorge nos salieron gratis.

   Más escaleras y murallas.

   "A petición del arcángel Miguel, «jefe de los ejércitos de Dios», Aubert, obispo de Avranches, construyó una iglesia que dedicó al arcángel el 16 de octubre de 709. En el año 966, por solicitud del duque de Normandía, se instaló en la isla una comunidad de benedictinos. Antes del año 1000 se erigió la iglesia pre-románica. En el siglo XI, se construyó la abadía románica sobre un conjunto de criptas, en la cima del peñasco al tiempo que los primeros edificios conventuales conquistaban la pared norte. En el siglo XII, los edificios conventuales románicos se expandieron en el oeste y en el sur. Posteriormente, en el siglo XIII, el rey Felipe Augusto, tras conquistar Normandía, dio una buena cantidad de dinero que permitió levantar el conjunto gótico del Monte Saint-Michel, la «Maravilla»: dos edificios de tres pisos coronados por el claustro y el refectorio, donde residían los monjes. En los siglos XIV y XV, la guerra de los Cien años hizo necesaria la protección de la abadía mediante un conjunto de construcciones militares que le permitieron resistir a un sitio que duró más de treinta años. El coro románico de la abadía se desplomó en 1421 y fue remplazado por un coro gótico flamígero a finales de la Edad Media. La abadía benedictina, experimentó modificaciones continuas hasta el siglo XVIII, lo que le permite materializar a la perfección los estilos carolingio, románico, gótico flamígero y clásico. Durante la Revolución francesa y el Imperio napoleónico, este conjunto arquitectónico fue utilizado como prisión. Pero, desde su clasificación como monumento histórico, fue objeto de una política de restauración continua. Desde 1897, en la cúspide de la iglesia, una estatua de bronce dorado, que representa al santo epónimo venciendo al dragón, se alza a 170 metros por encima del mar. Es obra de un escultor francés, Emmanuel Fremiet, añadida durante las primeras obras importantes de restauración de finales del siglo XIX." (www.france.fr)


   Desde arriba, las vistas eran maravillosas, sorprendentes.

   ¡Qué pequeñas se veían las personas!











   La iglesia abacial fue construida sobre un peñasco, a ochenta metros sobre el nivel del mar. En la foto de abajo puede verse parte de la roca.



   El claustro permitía circular entre los distintos edificios y era un lugar de oración y meditación. Esta situado en la cima de un edificio que se llama LA MARAVILLA. Permite el acceso a la cocina, al refectorio, a la iglesia, al dormitorio, al archivo de cartas y a distintas escaleras. Al oeste, el hueco que da al mar y que se ve en esta foto de arriba, debía dar acceso a una sala capitular nunca construida.
   Las galerías fueron labradas para aligerar peso, sobre las columnas, dibujos cambiantes todos diferentes entre sí.

   En el refectorio los monjes tomaban su comida en silencio mientras uno hacía la lectura. Las paredes están abiertas con estrechas ventanas que no se ven desde la entrada. Mucho nos llamaron la atención las plumas que parecían suspendidas del techo por arte de magia.
   La sala de los huéspedes está justo debajo del refectorio. En ella recibían a reyes y nobles. Allí pudimos ver algo muy típico en las iglesias de esta parte de Francia, según nos explicó la guía, esta especie de pila junto al altar con dos huecos era utilizada por los sacerdotes. Antes de consagrar se lavaban las manos en uno de los lados y ese agua iba para fuera de la abadía. Cuando volvían a hacerlo tras la consagración, utilizaban el otro lado y el agua quedaba dentro de la abadía.
   Bajamos a las criptas.
   Desde la cripta de San Martín, pasamos al osario (la sala en la que se enterraban los huesos) donde vimos una enorme rueda por la que, mediante un sistema de poleas, subían los presidiarios por la empinada rampa que se ve en la foto de abajo a la derecha, los alimentos y el material.
   Terminó nuestra visita en esta sala donde los monjes estudiaban y trabajaban.
   Ya fuera, seguimos disfrutando de las vistas y contemplamos el maravilloso enfoque que la subida de la marea nos regalaba.
   Comenzaba a anochecer en Saint Michel.
   Caminamos hacia la furgoneta con la imagen de Saint Michel para siempre en nuestro recuerdo.


    Y descansamos felices.



































































6 comentarios:

  1. Maravilloso Saint Michel ¡¡¡¡¡ Impresionante en todos los sentidos, elegante y muy bien conservado, un regalo para los sentidos, estar en un lugar con tanta historia es emocionante. Qué viaje tan bonito y con tanta historia. Enhorabuena chicos por hacernos disfrutar, al leer vuestros comentarios. Besitos mamá.

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  2. Después de haber visto este maravilloso reportaje tanto gráfico como escrito me quedo maravillado de verdad
    Un beso

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    1. Gracias papá. El lugar bien lo merece. Un beso grande grande.

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  3. Quiero ir!!!!!
    Un beso grande

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    1. Jajajajja, Leticia estoy segura de que te encantaría.
      Otro beso enoooooorrrrrrmmmeeeee para ti.

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