CHAVAGNES EN PAILLERS - CLISSON - NANTES - CLISSON
Dormimos tranquilamente y sólo acompañados de otra furgoneta.
El día amaneció nublado, pero poco a poco comenzó a salir el sol.
Madrugué y decidí entrar en la cafetería, ver la tienda y desayunar mientras escribía y miraba cosas en internet. Como en la mayoría, aquí el acceso era gratuito.
Los aseos estaban preciosos: el de las mujeres con bonitas campanillas en las puertas y un jarrón con flores naturales. El de los hombres, con un bosque y el de los niños con impresionantes jirafas. La limpieza, impecable.
Además, había lavenderie: 3€ el lavado, 2€ la secadora y 2€ más si se quería plancha. Fantásticos precios. Duchas, sala de televisión y zona de sillones con mesitas junto a un montón de folletos turísticos y unas modernas máquinas con toda variedad de cafés, chocolates, cafés y tés.
Me pedí un descafeinado y un croissant. Satisfecha del pequeño capricho y de haber mantenido una conversación provechosa sobre los distintos tipos de leche.
En esta ocasión, no resultó tan caro como en la pasada área. Esta es la primera de Shell que nos hemos encontrado.
Compré un pequeño cuento para mi ahijada que hoy está de cumplemés y dusfruté del entorno mientras Jorge comprobaba los niveles de agua y aceite.
Justo a nuestro lado, como se ve en la foto, aparcó un matrimonio. (El que comenté en mi anterior entrada diciendo que habían cruzado a la isla de Ré y lamentablemente tuvieron que dejarla ante la imposibilidad de un lugar para pernoctar; bien es cierto que las autocaravanas lo tienen más complicado que nosotros).
Estuvimos un buen rato hablando los cuatro. Habían alquilado la autocaravana y era la primera vez que se embarcaban en una aventura así. Compartimos impresiones sobre los lugares visitados, anécdotas curiosas y simpáticas e intercambiamos información sobre nuevos destinos.
El nuestro más inmediato era CLISSON y allá nos fuimos.
Nos encontramos esta preciosa iglesia en Saint Hilaire de Clisson.
Apuntaba al cielo con una altura que impresionaba. La furgoneta, junto a ella, se veía diminuta.
Frente a la iglesia, el ayuntamiento (mairie).
Ya entrando en CLISSON, dejamos la furgoneta junto al castillo, en un aparcamiento grande.
Y nos dirigimos a la oficina de turismo para informarnos sobre el lugar.
Parecía de cuento.
Como era la hora de comer, incluso ya tarde para el horario francés, pensamos en buscar un sitio y dejar la visita para la tarde. Tras mirar en varios, regresamos al restaurante que estaba justo frente al aparcamiento en el que dejamos la furgoneta. Fatídica decisión.
Yo prefería comer en las mesas de dentro pues eran más frescas. Amablemente, como siempre, pregunto en francés si es posible mesa para comer para dos, la chica le pregunta al hombre y ya, de mala gana, dice él que sí y que fuera.
Por no contradecir y por la hora, le seguimos. Nos trae la carta, la miramos y le digo que vamos a tomar el menú del día. Me responde EN INGLÉS que no es posible, que sólo podemos tomar un plato cada uno. Nos resignamos, teniendo presente la hora que era.
Nuevamente EN FRANCÉS, le pido educadamente que me indique entre cuáles podemos escoger. Me los señala y punto.
Bien, cada uno una pizza. ¿Para beber? Pregunta nuevamente en inglés. Una Coca-Cola y un agua mineral, le respondo en francés.
Tarda unos minutos y regresa con la bebida. Al cabo de otros 20 vuelve y dice que no podemos comer.
¡Alucinamos! Se marcha y nos quedamos hablando y diciendo que, por educación nos beberíamos lo pedido, pagaríamos y nos iríamos.
Regresa y nos pregunta como siempre en inglés, si queríamos algo de postre "No, merci".
Entonces, le digo a Jorge que se está riendo de nosotros. Lástima no marcharnos en ese momento sin pagar ni nada y en caso de que nos dijese algo, allí mismo con la terraza como estaba llena de gente, pedirle una hoja de reclamación.
Mi habitual paciencia estaba llegando a su límite cuando la de Jorge hacía tiempo que se había acabado ya. Incluso hablaba de llamar a la policía y que vinieran allí mismo.
Es muy injusto que nos traten así por ser de fuera. Aunque yo pienso que ese hombre ya es maleducado de naturaleza se le ponga quien se le ponga delante.
Pues bien, con las consumiciones mediadas, nos levantamos y vamos adentro a pagar. Nos hace un gesto y nos lleva a un mostrador apartado. 6,90€ (¡Ya está bien por un agua y una Coca Cola!) Le doy un billete de 20€, me da la vuelta y entonces le digo, como siempre y por última vez EN FRANCÉS: "Debería habernos dicho antes de servirnos las comidas que no podríamos comer, le hemos pagado y nos marchamos sin haber comido." Me miró con cara de desprecio, abrió la caja, cogió el billete, me lo dio y puso la mano para que le devolviese la vuelta y con la otra mediante un gesto dijo: "ok, all right".
Sin opción a réplica ni nada más, me guardé el billete y educadamente me despedí en francés.
Agotada, decepcionada, indignada; pero también satisfecha, subí a la furgoneta y nos fuimos de Clisson.
Hasta ahora ha sido el único incidente desagradable en todo lo que llevamos de viaje y el único maleducado incompetente con el que nos cruzamos.
Escribo todo esto por si a alguien le puede servir y para que si decidís comer en este lugar, vayáis prevenidos.
No fuimos capaces de quedarnos en Clisson y ello me apena.
POITEVINE en su origen, Clisson se convierte en bretona en el año 851 por el tratado D'Angers. Desde entonces, no cesa de crecer y prosperar hasta que en el siglo XVIII sufre una época de sucesivas catástrofes. En 1793 es incendiada. "En 1794, Clisson n'est plus qu'un champ de ruines et les loups en reprennent possession". (En 1794, Clisson no es más que un campo de ruinas del que se han apoderado los lobos).
La luz vuelve a Clisson cuando en el año 1796, Pierre Cacault -pintor nantés- se instala allí a su regreso de Italia. Él y su hermano, que había sido embajador de Francia en Roma, fundan un museo escuela. Requerido por sus amigos, el escultor Frédéric Lemot, inicia la reconstrucción de la villa inspirándose en el modelo italiano.
Estas pinceladas de Historia me han hecho comprender el mensaje del folleto que nos dieron en turismo y del que he aprendido algunas cosas de las que aquí escribo.
Clisson, un parfum d'Italie.
Repostamos gazole a la salida de Clisson, en una gasolinera junto a un E. Leclerc pensando en que el aparcamiento sería un lugar ideal para dormir ya que en Nantes, que es a donde nos dirigíamos no había ninguno gratuito, o cuando menos, no lo habíamos encontrado.
En el Leclerc compré dos libros más para los niños con divertidos juegos de palabras.
Dirección a Nantes y a unos cinco minutos, nos encontramos con MOUZILLON.
Su preciosa iglesia y un área de vaciado y aparcamiento.
Otra buena alternativa para pernoctar, pensamos. Nuestra idea era pasar en Nantes dos días sin contar el de hoy, estando desde aquí a unos 20km, sin duda podía ser una buena opción como campamento base.
Se veía un lugar tranquilo.
... Y por fin cruzamos el LOIRA y entramos en NANTES.
Nantes se dibujaba ante nosotros como una ciudad alegre, dinámica, limpia y preparadísima para las bicicletas.
Pusimos en el Tomtom la dirección de la oficina de turismo, pretendiendo dirigirnos allí lo primero y tomar así conciencia del lugar.
La estación y muchos muchos puntos de alquiler de bicis. 150€ de depósito y 1€ 24h teniendo que anclarla cada 30 minutos como mucho. Sin duda nada cara la oferta para una ciudad pensada casi más para ellas. Según nos dijeron, el depósito nunca lo llegan a cargar.
La hermosa catedral desde una rotonda en la que paramos sin saber hacia donde ir. La oficina estaba cerca, lo ideal era un aparcamiento, pero no fue posible.
Parte de la fábrica de LU en la imagen de arriba.
Callejeamos, nos tomamos un helado mientras recalculábamos posiciones y nos dirigimos a un camping cerca de la ciudad universitaria para conocer sus tarifas, pensando que quizá fuese una buena idea. Le Petit Port: 30€ sin impuestos, por noche. Es cierto que estaba en Nantes, pero por ese precio, nos compensaba lo que habíamos visto, no nos lo gastábamos en gasoil.
Así que cruzamos nuevamente el Loira bajo un cielo deliciosamente gris-azulado dejando al ciudad hasta el día siguiente.
De camino, casi a la mitad: Aire de Vallet. Lugar ideal para preparar la cena al aire libre viendo ocultarse el sol.
Grandes paneles informando de las ofertas turísticas de la zona.
Y, una vez más el inmenso lavabo que siempre hay en ellas y que, pude descubrir que, además de pensado para llenar garrafas grandes de agua, es utilizado también para lavarse los pies.
Llegamos al aparcamiento ende L. Eclerc en Clisson y allí había ya unas cinco autocaravanas y dos furgonetas.
Sería una noche serena.
Bueno aquí estamos un día más ,disfrutando de vuestro viaje, qué maravilla como siempre, las fotos preciosas, la información, de maravilla, cosa necesaria que puede ayudar a muchas personas y como no, esos comentarios tan bonitos y llenos de tanta cultura y tanta vida. Se nota que lo estáis viviendo intensamente, con alegría y mucha felicidad. Lo del incidente en el Restaurante, no hay que darle más importancia, pero sí está bien que estas cosas se sepan. Seguir disfrutando del itinerario y al mismo tiempo haciendo que los seguidores disfrutemos también. Besitos.
ResponderEliminar¡Cómo me ilusionan vuestras palabras! Me hacen sentiros aquí, junto a mí.
EliminarMe alegra pensar que pueda ser una ventana para viajar con la imaginación y para compartir esta felicidad.
Un beso enorme.
Como engancha a vosa aventura! E con anécdotas coma a do camareiro maleducado, (supermegamaleducado, diría eu) máis aínda! Son consciente de que foi unha situación desagradable, pero como lectora suscita interese (jejeje!) A seguir a vosa aventura con moita enerxía!!! Bicos para os dous.
ResponderEliminarMoitas grazas por seguir esta aventura! Está sendo marabillosa
EliminarBicos
Felicidades por todo o que tes dentro de ti. Que lección de vida nos dás a todos. Nunca te esquezo.
ResponderEliminarQue ilusión! Moitas grazas por seguirme, bicos.
Eliminar